martes, 31 de julio de 2012

Okinawa. One-way.

No me podía ir de Japón sin visitar las hermosas playas de Okinawa, un lugar sin igual, donde el tiempo se detiene y uno no sabe donde se encuentra, ya que este paraíso forma parte del país del sol naciente pero tiene una cultura muy particular y una locación tropical, la cual es propicia para una vegetación totalmente distinta al resto de Japón. Un lugar donde las frutas exóticas abundan, las playas tienen arena blanca y aguas esmeralda donde habitan peces de todos colores.


La gastronomía es muy distinta; esta se basa en la carne de puerco, tófu y diferentes tipos de algas. También los productos elaborados a partir de la caña de azúcar son muy famosos.
Durante mi viaje a la isla tropical visité el acuario de Churami, el cual es el segundo más grande del mundo y en el que se puede apreciar un tanque en donde habitan 3 tiburones ballenas, rayas gigantes, atunes; entre muchas especies más. Es impresionante y te hace quedarte un buen rato viendo como se pasean y conviven entre sí.



Al día siguiente tuve el placer de ver a los peces en su hábitat natural en mi excursión al arrecife de coral, en donde el tiempo no es suficiente para admirar tanta belleza y colorido; un verdadero espectáculo de la naturaleza.



Después visité el mercado donde se pueden ver y degustar los productos locales más frescos, también realizar compras a precios muy convenientes. La gente es de lo más amable que pueda haber; muy extrovertida y hospitalaria.
También fui al castillo de Shuri que es visita obligada cuando se va a Okinawa, el diseño de éste es totalmente distinto a lo que se puede ver en el resto de Japón. El día estuvo soleado y el cielo impresionante.

 Las bellas playas de la isla.
Mercado de Naha y soba estilo Okinawa con carne de cerdo.




Estatua de shisa (guardián de los hogares en Okinawa)
 
Castillo de Shuri
Saludos desde el paraíso!

Escrito por: Andrea Lizárraga

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